Creo que es una historia muy sencilla y muy simple que refleja y retrata con mucha inteligencia y sencillez también, algunos aspectos influyentes y característicos de la cultura y forma de ser de los hondureños.
Las fotografías, las bellas imágenes de Ojojona, el hablado puro y auténtico hondureño, la vida cotidiana y la animada música de Polache te van dando un sabor real a Honduras, un sabor como a baleada con café en la mañana...
Los aspectos como las relaciones de pareja, la falta de diálogo, el daño e influencia que intencionadamente o no pueden hacernos las amistades, el canal de apertura y de crecimiento que pudieran ser los programas de televisión que muchas veces logran lo contrario y cómo no, inteligentísimamente retratada la forma de trabajar de algunas sectas...creo que... sin comentarios... porque está todo tan sencillamente bien explicado que sobran los comentarios.
¡¡Felicidades Honduras!!